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¿Cuánto dinero debo tener para garantizar mi futuro? La gran mayoría de las personas reconocen que es importante saber esto, pero no saben cuánto dinero se debe tener. Y es que las necesidades de cada persona son diferentes, según a su etapa y estilo de vida. No es la misma necesidad económica de un joven de 25 años, recién salido de la universidad que las de una persona de 40 años con familia y todas las responsabilidades que eso conlleva. Pero también hay un elemento muy importante, que marca las necesidades financieras de las personas. Su forma de ver la vida y de definir la que es la felicidad. Estudios señalan que las endorfinas influyen de manera importante en la sensación de felicidad de las personas.
Estas sustancias químicas son generadas de distintas maneras, pero una muy recurrente es al momento de comprar algo. La sensación de felicidad que comprar algo genera promueve que las personas busquen experimentarla con frecuencia.
Las empresas de mercadotecnia lo saben y por ello promueven en revistas y redes sociales un sin número de productos que pretenden conseguir que los buscadores de felicidad decidan ejecutar una compra y por ende gastar dinero.
Por eso el pretender contestar la pregunta cuánto dinero necesito tiene una dosis muy grande de subjetividad. Las personas buscamos con frecuencia poseer cosas que creemos nos harán ser más felices, pero muchas veces no sucede así.
Con esto, los hábitos de consumo y gasto definen de manera muy importante la cantidad de dinero que se requiere para satisfacer las necesidades personales. Y es que hay necesidades básicas, como es alimento, vestido y vivienda; y hay necesidades secundarias como puede ser un celular de última generación, la mejor pantalla de televisión, un automóvil caro, ropa de diseñador y así podríamos continuar con una lista interminable.
Esto último definirá la situación económica de muchas personas. Desafortunadamente, el éxito personal se define muchas veces con el volumen de cosas que poseemos y qué tan caras y tan baratas son.
De ahí la famosa frase atribuida a Buda que dice: “No es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”.
Las creencias entorno a este recurso necesario marcan de una manera muy importante la manera como se vive, al grado que puede afectar la sensación de felicidad de mucha gente. No podemos negar que el dinero es una necesidad básica, pero no todos saben cómo manejarlo de manera adecuada. No sólo se trata de ganarlo, sino también de conservarlo. Esto es, primero ahorrarlo y un paso después invertirlo.
El dinero es un recurso escaso que cuesta un gran esfuerzo obtenerlo, salvo casos muy contados que conocemos o hemos escuchado donde alguien se gana la lotería u obtiene una herencia. Pero para la mayoría de las personas conlleva mucha tiempo, dedicación y energía ganarlo. Además de un gran esfuerzo no gastarlo, por las razones que se quieran.
El dinero puede ser una gran ayuda, pero en muchas ocasiones es la causa de muchos problemas. Un gran porcentaje de personas recibe su ingreso a través de sueldo quincenal. Mismo que al momento en que recibe ya se tiene etiquetado y se va muy rápido.
Y es que el mundo que nos rodea genera contradicciones en la definición de éxito, felicidad, libertad y muchos otros conceptos muy profundos de la vida humana. entorno a los recursos monetarios que generan confusión en muchas personas. Por una parte, está la imagen de éxito que nos reflejan el sin número de esfuerzos de mercadotecnia de todas las empresas. Vemos una revista y observamos marcas de lujo, fotos mostrando felicidad al ir de compras y en general esfuerzos que buscan definir lo que significa felicidad.
Soy un fiel creyente que la tecnología es un mecanismo para para poder facilitar y eficientar la vida de las personas. Hoy somos capaces de hacer. ¿Te ha pasado que vas a una tienda, compras algo y unos pocos minutos después llega un cierto sentimiento de culpa para el gasto hecho? Estamos envueltos en una sociedad que cada día promueve más el consumo y que genera necesidades que antes no teníamos.
El ambiente y las influencias exteriores nos motivan a comprar cosas de alto precio. Piense esto: ¿qué marcas y precios aparecen en las diferentes revistas o anuncios publicitarios? ¿Qué imagen nos dan de una persona exitosa?
Y por si fuera poco, las nuevas tecnologías facilitan el proceso de consumo de manera extraordinaria. Tiendas en línea, correos electrónicos o newsletters que nos hablan de las tendencias de moda. Muchos de nosotros estamos bombardeados por un sin número de comerciales e influencias que nos empujan mentalmente a comprar cosas. Por eso es muy común comprar cosas por que están de moda o por que nos hacen sentir parte de aquello que la sociedad llama éxito.
El materialismo y consumismo está presente en nuestras vidas y genera una gran influencia para comprar cosas que en ocasiones no necesitamos en realidad, pero son elemento para sentirnos incluidos en una sociedad cada día más orientada a las cosas.
Sin embargo, en el ámbito de las finanzas personales, esta tendencia genera retos importantes. Y es que las fuerzas del mercado, aquello que conocemos como oferta y demanda, son un elemento muy importante en la vida de las personas. Mientras más demandemos algo tiende a subir de precio, mientras menos lo demandemos podrá bajar de precio o en ocasiones hasta dejarse de vender, saliendo del mercado.
Mientras más atractivo sea algo para nosotros más queremos tenerlo. En eso son expertas las agencias de mercadotecnia. Logran generar la sensación de necesidad en algo que muchas veces no nos planteamos en tener.
Otras veces perdemos del radar la valía que tenemos como personas y que el tener algo material, muchas veces no nos hace ser mejores. En otras palabras, estamos en medio de un dilema moderno: Ser más o tener más.
Lo que a veces no tomamos en cuenta es que al ser más, se promueve en el tiempo la posibilidad de tener más. Todos nos despertamos cada día con el deseo de hacer cosas que tengan un impacto positivo. En general las personas buscamos destacar haciendo bien las cosas.
No conozco a nadie que se levante temprano por las mañanas y diga: el día de hoy haré las cosas lo peor que pueda. ¡Claro que no! Todos nos levantamos buscando dar nuestro mejor esfuerzo para lograr nuestras metas, llámese en lo personal, en la familia, en lo profesional. Todos estamos buscando hacer las cosas bien. Pero muchas veces no lo logramos.
Siempre he pensado que eso que llamamos necesidades, porque seamos sinceros, muchas veces no lo son, se parece a esos espejos que alineados nos muestran el infinito. En las ferias y en los museos de ciencias en muchas ocasiones hay dos espejos y uno de ellos tiene orificios para poder ver a través, y alineando los espejos vemos una representación visual de lo que es el infinito.
Pues así es el consumo. Te voy a compartir a qué me refiero. Cuando estaba en la universidad empecé a trabajar a una Casa de Bolsa como becario. No recibía un sueldo, pero sí la oportunidad de conocer gente, tomar experiencia y especialmente aprender mucho. Ahí tuve la oportunidad de conocer personas muy valiosas que día a día hacen un esfuerzo para atender de la mejor manera posible a sus clientes y que además se daban el tiempo de enseñar a un estudiante de universidad como yo.
Después de un tiempo me ofrecieron un puesto recibiendo un sueldo, lo cual me hizo muy feliz en el momento a pesar de que era un sueldo modesto. Pero aprendí algo muy importante. Empecé a entender lo que podía comprar con dicho sueldo, ya no dependía de mis padres para tener ciertas cosas, sino que podía decidir comprar cosas derivado de que eso que me pagaban como mi trabajo era mi dinero. Tengo que decir que en esa época siempre apoyé en casa con los gastos, a pesar de que mi padre nos proveyó con todo lo que necesitábamos y más. Además, le daba algo de dinero a mi mamá para que pudiera darse algunos gustos.
Pues bien, ese sueldo que recibía me hizo entender el poder de compra que tenía en mis manos. Y eso significa dos cosas: entender lo que tengo capacidad de comprar y lo que no tengo capacidad de comprar. Por supuesto que en varias ocasiones me decía, si yo ganara tanto podría comprar esto más. Y como esos espejos que reflejan el infinito, cada vez que ganaba una cantidad de dinero extra, esto es, que ganaba un mejor sueldo, nuevos espejos se abrían que me mostraban lo que podía comprar y lo que no podía comprar. En otras palabras las posibilidades de compra se convertían en algo infinito.
El pensar en ahorrar en esa época era algo muy poco atractivo. Yo era un estudiante universitario con tan sólo 20 años, con un futuro por delante que hacía ver el retiro y las necesidades de ahorro de manera muy lejana. Lo cual, ahora lo sé, fue un error. Y yo me decía: seguro habrá un nivel de ingreso que haría que ahorre mucho y que pudiera comprar todo lo que quiera. Incluso pensé en cantidades, decía si yo ganara 150 millones de pesos al año ahorraría una buena parte por que no necesito todo ese dinero.
Me decía, que tendría que hacer para gastarme una cantidad así en un año. Y la respuesta llegó rápido. En las noticias escuché que un funcionario del gobierno se había comprado un yate de 170 millones de pesos. Y caí en cuenta que efectivamente, tal como los espejos que muestran el infinito, existe un espejo que muestra lo que podría comprar si ganara más. Y esto es válido a todos los niveles. Entonces la reflexión es la siguiente. No importa cuánto pueda ganar, sino tengo una disciplina, sino sé quién soy y qué quiero, podré gastar todo mi dinero en cosas y no estaré satisfecho. Siempre habrá algo que puedo comprar y en lo que el espejo me mostrará una necesidad nueva.
Como decía George Horace Lorimer (1867-1937) Editor americano del The Saturday Evening Post:
“Es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero, pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar”.
Que tengan un día Con Tendencia Positiva.